Sin Ti

Hoy, otra vez, me has vuelto a sorprender. Llegas sin llamar pues con la excusa de tener la llave te sientes con derecho a hacerlo y lo cierto es que cuentas con tantos derechos como libertades. Sólo con rozarte ya sentí el calor de tu mirada que me iba desnudando sin ni siquiera tocarme. Me acomodaste en mi cama y me usaste como almohada, dejando caer tu cuerpo sobre el mío. Un huracán de besos desmedidos e incontables caricias dieron color al más bonito de los atardereces. Como los niños del parque en sus columpios disfrutando de los últimos rayos de sol, subiamos y bajabamos, ahora tú y luego yo, ahora yo y después tú, mientras tus manos se enredaban en mi cabello, las mías se deslizaban por tu cuerpo. Giré mi rostro hacia el otro lado de la cama a la vez que extendí lentamente mi mano por las sábanas con la intención de encontrarte y no estabas. Si mi mano iba despacio era por el miedo de a mi lado no hallarte. Hoy otra vez, llegas sin llamar y te vuelves a ir sin más. Hoy, otra vez ...