3.6.09

¿Y A Tí?



Tómate tu tiempo para disfrutar de esto, vale la pena hacerlo.

(Mario Benedetti) Hasta siempre.

26.5.09

Normas


Veinticuatro años señores y señoras. Veinticuatro años me han hecho falta cumplir para empezar a aprender a vivir. Espero que se cumpla eso de que nunca es tarde si la dicha es buena. Así que compartiré con todos vosotros lo que he aprendido, reglas infalibles para que todo vaya ok.

1) Fluir. Cuando más te digan está comprobado que es mejor no contestar, no rechistar. Eso sí, mirada atenta como que todo lo que estás escuchando está calando pero no entrar al trapo. Es mucho mejor morderse el labio pero no hablar y si se habla que sea posteriormente a contar lo que tu organismo considere necesario para burlar un ataque de sabeDiosqué y hacerlo con toda la calma posible del mundo mundial.

2. Aconsejar. Aconsejar sí pero como un profesional, es decir, sin decir absolutamente nada de lo que yo haría, lo que me parece, lo que quiero o me gustaría. Nada de eso. Y todo ello por la sencilla y simple razón que pasados los días, semanas, meses e incluso años esa decisión inexplicablemente vuelve a caer sobre ti. Repito, inexplicablemente porque nadie te había dicho que tu opinión fuese tan sumamente importante pero por decir algo en un momento de tu vida no debes de pagar la condena el resto de los años que te quedan. Que digo yo, que no lo sé...

3. Compartir. Pero compartir midiendo, faltaría más. Nunca tienes problemas en general y eso es genial porque tienes mas tiempo para escuchar y ayudar a los demás pero, cuidadín, cuidadín, que cuando los tienes nadie tiene tiempo para escucharte, pese a que tu dejes todo por hacerlo con los demás pero nadie dijo que la amistad o el mero conocimiento de personas fuese a ser algo recíproco. Nadie leyó la letra pequeña siempre tan valiosa. ¡Ojo! Si te escuchan atentamente es porque probablemente algo quieren, pocos son los que superan esta dificultosa prueba del casting.

4. Educar a los de alrededor. Ya que a todo el mundo es un imposible, hacerlo con los que tengas más a mano, si es que puedes. Por si acaso, te deseo de todo corazón que la voluntad y la fuerza te acompañe. Es fundamental educar en actitudes, en el respeto y delimitar los espacios. Esto último es supermegaimportantísimo, que cada día está más caro el metro cuadrado.

5. Y por último y no menos valioso, valorar y cuidar tu propia libertad.


3.5.09

Corazonarras


El mercado emocional de primera mano se agota. Se acaba. Se extingue. Es un hecho. A estas alturas de la soledad, todos recurrimos a la segunda mano, repleta de corazones usados, maltratados, agrietados, a reformar, y eso cuando hay suerte y no están de derribo. Los habrá que opinen que ya no se construyen relaciones como las de antes, de materiales nobles y duraderos, con inmensos espacios sólo para dos. Pero lo cierto es que jóvenes y no tan jóvenes especulamos hoy en el compromiso, y eso hace que podamos encontrarnos con opciones para todos los gustos, colores y metros cuadrados. Hay corazones tamaño zulo, ideal parejas, con relaciones minimalistas o de diseño, y los hay muy pero que muy generosos, tipo loft, todo en el mismo espacio, normalmente a compartir entre varios inquilinos. Luego están los que quieren querer en zona tranquila, que suele ser sinónimo de aislada, de difícil acceso y normalmente muy comunicada, pero los que llegan a acostumbrarse aseguran que no la cambiarían por nada del mundo, menos ruido y menos contaminación. También hay amores pleno centro, siempre a pocos metros de cualquier cosa, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. Aquí lo importante está en saber si son exteriores o interiores, porque eso determinará si les entra mucho sol o mucha sombra. Los corazones ático normalmente tienen buenas vistas, amplios horizontes y grandes terrazas con muchas estrellas, pero en este caso es vital que dispongan de un buen ascensor para poder poner frecuentemente los pies en el suelo. Y los que están más abajo son más oscuros, dicen que más seguros, aunque claro, con lo que grita el asfalto, es mucho más difícil oir las cosas que nos va contando el cielo, como, por ejemplo, si mañana saldrá el sol.

Qué más. Ah, sí. Algunos te los venden con inquilino, lo que pasa es que no te enteras hasta que te has metido hasta las trancas. Otros parece que están muy disponibles, pero es falso, en realidad sólo están esperando a que suba la cotización de su compromiso. Aparte de eso, siempre es bueno fijarse en dos cosas más. Primero, la calefacción, mejor natural, si no quieres congelarte el día que se vaya la eléctrica (que se irá, de tanto en tanto te aseguro que se va). Y segundo, si tiene o no trastero, ese espacio donde se almacenan las cosas que parece que ya no importan solo por el hecho de que no se utilizan.

Por último, mención especial merece la mudanza, ese proceso que, a medida que te haces mayor, cada vez da más pereza, porque siempre acabas perdiendo cosas que sólo echas de menos una vez ya que te has mudado. De todos modos, antes de empezar a mirar te recomiendo primero que decidas si quieres amar de compra o en alquiler. Las dos tienen sus pros y sus contras, no te voy a engañar. Si compras tendrás la falsa ilusión de que ese amor es tuyo y de nadie másm, mientras que si alquilas, con la excusa de que no es tuyo, jamás invertirás lo suficiente como para sentirte de verdad en casa. Da igual, hagas lo que hagas, ten la seguridad de que se va a cumplir la inefable ley que rige este mercado. Bajará tu interés, seguirá subiendo el precio de todo lo que desees, y cada vez se te hará más familiar esa incómoda sensación. La de estar hipotecado. Para siempre.

"El pensamiento negativo: acierta mal y pensarás.
Risto Mejide. Ed. Espasa"

PD: Increíblemente cierto, y tú... ¿compras o alquilas? ¿que tipo vivienda prefieres? ¿cual necesitas? Yo sigo apoyando fírmemente lo ecléctico... que se le va a hacer compañeros... Saluditos a todos/as,

28.4.09

Sin Temor



En el amor no hay temor,

sino que el perfecto amor echa fuera el temor;
porque el temor lleva en sí el castigo
de donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor.
Si el perfecto amor está dentro de ti, entonces,
en tu corazon o mente no puede existir el temor.

12.4.09

Pidiendo Deseos...


Un añito para aprender a andar sin saber el largo sendero que es la vida y para conocer a aquellas personas que siempre iban a caminar junto a mi, mis padres. Dos, para empezar a hacer no solo sonreir sino también reir, para crear ilusiones y llenar de vida otras vidas. Tres, para recibir las primeras órdenes, empezarlas a cumplir y a respetar. Cuatro, para empezar el cole y para irme relacionando con quienes aun mantengo contacto y presumo de modo compartido de mi primer mejor amiga de la infancia, Marta. Cinco, para reconocer las letras, los números e ir aprendiendo a leer y a escribir. Seis, para perfeccionar las muchas destrezas adquiridas y para desarrollar otras muchas más. Siete, para esperar a un nuevo miembro familiar, mi único hermano. Ocho, para entender que compartir es vivir. Nueve, para la primera comunión y el primer "beso de amor". Diez, para entender que nada es para siempre, que los que quieres también mueren y que la vida puede cambiarte en cuestión de unas simples horas. Once, para ser más madura de lo que toca y para convertirte en toda una mujer. Doce, para empezar a mirar a ese chico sin poderlo remediar. Trece, para iniciarte en eso llamado amor... y entender que has nacido para las letras y no para los complejos numeritos. Catorce, para empezar a tener claros tus principios y valores como persona. Quince, par saber a qué dedicar el resto de mis días, para empezar a soñar, para fijar objetivos a largo plazo y para trazar mis propios límites del día a día. Dieciseis, para tomar decisiones importantes y para enamorarme por primera vez. Diecisiete, para vivir solo por y para esa persona, regalándole lo mejor que habia en mi, creyendo que aquello sí que iba a ser eterno. Dieciocho, para comenzar una nueva etapa, sin ese amor o con él pero sin poder compartirlo, para coser y curar heridas, para conocer gente nueva, vivir sola en otra ciudad y fijar mis ojos en alguien más. Diecinueve, para aprender de todos los errores cometidos por mi buena fe, santa paciencia y comprensión. Veinte, para procesar la información de lo vivido y confirmar lo correcto decidido. Veintiuno, para enfrentarme al gran reto de opositar, conseguir grandes resultados y superarme a mi misma con creces, por recuperar a personas importantes y deshechar a las sobrantes. Veintidos, para creer que en esta vida todo no es trabajar duro sino también tener suerte, que las personas van y vienen y que la mejor de tus amigas siempre es y será la misma, tu madre. Veintitres, para vivir por primera vez una relación seria y aprender que algunas cosas no dependen de ti por mucho que hagas por salvarlas. Y venticuatro, para recoger lo que has sembrado en los años anteriores, para tomar decisiones verdaderamente importantes, para dejar lo que tanto te ha costado conseguir en busca de más objetivos que alcanzar, para proponerte ser feliz con lo que tienes y entender que las cosas pasan porque deben de pasar, que hay ciertas voluntades que nos toca aceptar y que lo que tengo hoy en día es el mejor de los regalos: mi familia, mis amigos y a ti... ¡GRACIAS por vivir conmigo!