Vocación

Con motivo del pasado "Día del Maestro/a" quería compartir el regalo que recibí. Pocos se acordaron de felicitarme en ese, mi, día, del cual me siento muy muy orgullosa de haber elegido esta profesión a desempeñar, espero, el resto de mis días. Es totalmente satisfactorio ese dar cuando llega a perder la conciencia del dinero, del trabajo y se convierte en una vivencia personal y propia, al igual que lo es, que te quieran por lo que eres, por lo que representas y por educar o enseñar muchas de esas cosas que ni tan siquiera te replanteas o tiene cabida en el llamado curriculo. El mayor regalo es contar con la aceptación, el cariño, la gratitud y el reconocimiento de tu labor de otros compañeros de profesión, de los padres y ante todo, el hecho de contar con la sonrisa y el sincero cariño de los niños.
De ese día, me quedo con un poema que ya conocía pero que me llegó tanto (o más) como el primer día que lo leí por vez primera:

"Ser maestro/a es...
casi ser sembrador de estrellas.
Ser poeta, soñador,
no creer nunca en la ausencia,
compartir las soledades,
espantar todas las penas.

Ser maestro/a es…
es lo mismo que pintar,
sin colores ni paleta,
caminar junto a los niños
siendo niño/a en su cabeza.

Ser maestro/a es
mirar cada mañana
y aprender mil cosas nuevas, es
jugar al juego serio
de enseñar las cosas bellas.

Ser maestro/a es
recorrer caminos duros
sin ayuda y con paciencia
para ver el horizonte
lleno de luz y grandeza.

Ser maestro/a es…
compartir todo en la vida,
llevar en el alma a ese niño/a
que te mira y que te admira.

Ser maestro/a es…
ir sembrando la ilusión,
ir bebiendo la verdad,
dibujando una sonrisa
a toda la humanidad.

No quieras quedar como el árbol,
atado por siempre a un lugar,
sé un barco que avanza en la niebla,
sin detenerse jamás."